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La fiesta y los cantantes


Una vez más, La Cámpora San Telmo reventó la noche del sábado.
En la Casa del Cantante escuchamos a jóvenes intérpretes del folclore argentino y festejamos la militancia de los jóvenes de la capital.
Gracias a todos los compañer@s que vinieron, volvieron y bancaron.









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Ya tenés plan para este sábado


Las fiestas de La Cámpora de San Telmo se volvieron un clásico de la movida Nac&Pop.
Te vas a perder la próxima?
Venite. Chupi y morfi a precios populares
Y ojito ojete: cambió de lugar!
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Cabo de la Vela (y paradas intermedias)


Llegar al Cabo no es fácil - me dice una boca llena de blancos dientes junto a unos ojos que parecen verlo todo y más allá también.
Quiero ir y no me importa que tenga que cruzar el océano a nado - responde un hipotético yo, canchereando como buen argentino.
Tres etapas para el viaje al Cabo de la Vela. Un autobús a Rioacha, ciudad que las letras de García Marquez me hicieron creer más bella pero así de calurosa. Rápido, conseguir un taxi-colectivo hasta Uribia, corazón de la culura Wayúu o Guajira. Ciudad de mercaderes, tenderos y contrabandistas, aplastada por el sol y perfumada por las más variadas mercaderías. Pequeña ciudad de trasbordo, de traspaso socio-temporal. Un plano diferencial de realidad se cruza en Uribia, como quien cambia de un cine en blanco y negro a uno en 3D. Por fin, en Uribia, si se tiene la suerte de llegar antes del mediodía, uno encontrará la camioneta adecuada donde montarse por tres horas más de viaje de marcha atrás en el tiempo.
Cabo de la Vela es, ante todo, un poco el pasado viviendo en un plano de presente que uno pronto añora, tal vez por los recuerdos que todavía subsisten, inconcientes, guardados en la memoria que cargamos como genética cultural de la humanidad. Es la génesis de la vida en sociedad, rutinaria y elemental, girando sobre su propio eje, ahí donde se acaba Sudamérica, pero arriba.
Tiene el Cabo el mejor atardecer del mundo. Eso dicen.

Van fotos en partes.

Parte 1: Llegar





Parte 2: el Cabo





Parte 3: Capitán Peligro






Parte 4: Ellos





Parte 5: Volver



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Playa Blanca - Colombia


Playa Blanca es eso, una playa de arenas blancas, semidesierta, con algunos alojamientos simples y restaurantes de mar.
Alguien alguna vez habrá pensado que hasta allí llegarían grandes cruceros llenos de gringos y personalidades del mundo, pero eso no es tan así. La playa está plagada de carpas, rancherías y sillas plásticas, como para que se acomoden varios cientos de turistas a disfrutar de un Mar Caribe perfecto. La realidad es que poca gente elije este sitio para dormir, y apenas llegan unos puñados de turistas diarios en lanchas que llegan desde Cartagena. Casi nadie se queda más de algunas horas.
Playa Blanca es un poco kitsch, a mi entender. Y para mi eso tiene sus méritos.





Oí por ahí que decían que los colombianos son los mejores vendedores del mundo. Apasionados, convincentes, simpáticos y, por supuesto, sabedores de donde están los dólares. Apenas llegados los gringos (o turistas, lo mismo da), una legión de hombres y mujeres comienzan a asediarlos con todo tipo de mercancías y servicios. Desde simpáticos collares a drogas duras. Al principio molestan bastante, pero con el correr de las horas comienzan a desaparecer y ya luego ni se los nota (todos viven a dos horas de la playa, y se van a sus casas antes del anochecer)
Debemos hacer justicia: son amables y muy serviciales. Quieren vender, por supuesto.

Van algunas fotos de vendedores:






Playa Blanca, en la Isla de Barú, merece mucho más que este post. Por belleza y actitud.
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Cartagena - Colombia

Por fin consigo una conexión a internet que me permite continuar con las fotos.
Veremos a continuación un poco de Cartagena de Indias, lugar donde no se habla castellano.
La ciudad vieja está rodeada por una muralla construida por los españoles hace unos cuantos años, cuando debían defender sus territorios de ultramar de la voracidad pirata que ellos mismo practicaban con todo derecho, digamos.
Entonces, los cañones apuntaban a la bahía de Cartagena, mientras adentro todo eran doradas fiestas y orgías a pasitos de la iglesia.

Fotos:










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